La receta de la creme fraiche es muy sencilla de hacer. Es tan sencilla, que únicamente necesita dos ingredientes. Eso sí, son tan poquitos que tienen que ser de buena calidad.
Esos dos ingredientes son: nata líquida, con una concentración alta de grasa (mínimo 1/3) y mantequilla sin sal, que se deje reposar a temperatura ambiente para que tome una consistencia más cremosa y fácil de mezclar.
También puede utilizarse suero lácteo o buttermilk, en lugar de la mantequilla convencional.
Dependiendo de una mayor o menor concentración de la grasa en la nata líquida, podremos obtener dos tipos de creme fraiche: crema fresca líquida o crema fresca espesa.
Cómo hacer creme fraiche casera paso a paso
Ingredientes
- 2 cucharadas de buttermilk o mantequilla reposada a temperatura ambiente
- ¼ de litro de nata líquida con al menos 1/3 de contenido graso
Elaboración paso a paso
- El principio de preparación es muy simple: hay que mezclar en un recipiente la mantequilla o buttermilk con la nata.
- Hay que revolver y revolver hasta que ambos productos estén totalmente integrados y sólo veamos una crema homogénea.
- Posteriormente, colocaremos el recipiente con la mezcla en un lugar con una temperatura estable, cálida pero agradable, alrededor de 21 grados. El recipiente debe estar tapado y de preferencia, debe ser un recipiente de vidrio.
- Dejaremos que la crema se repose toda una noche o incluso hasta 20 horas.
- Después de este tiempo, la crema ya estará lista para utilizarse. Para conservarla, hay que asegurarse de refrigerarla. Como para todo lácteo, contarás con un plazo de varios días para poder utilizarla, siempre y cuando la mantengas guardada en refrigeración.
Te interesará saber que la creme fraiche industrial no se prepara de la misma forma. En ese caso, se induce la fermentación con la añadidura de ciertos bacilos y posteriormente se realiza un proceso de pasteurización.
¿Para qué utilizar la crème fraîche?
Pues, si hacemos una lista de todas las recetas e ideas que podemos realizar a partir de este ingrediente, corremos el riesgo de quedarnos aquí por horas. No importa, hablar de comida siempre es lindo, así que vamos a empezar la lista, aunque sea con algunos ejemplos. Podemos utilizarla para:
- Preparar la receta tradicional de quiche lorraine u otros quiches y tartas.
- Acompañar unas patatas al horno, además de agregarles trocitos de jamón, queso o hierbas frescas.
- Acompañar un crumble, si no quieres hacerlo con una bola de helado de vainilla.
- Preparar numerosas salsas para pastas.
- Preparar salsas cremosas para acompañar carnes.
- Hacer la receta de panna cotta.
- Hacer helados cremosos.
- Preparar bocaditos con salmón u combinaciones similares.
- Espesar sopas y cremas.
- Acompañar frutas para el postre: por ejemplo, fresas con crema.
- Endulzarla y perfumarla para servirla en tarrinas.
Una última cosa: hay que tener en cuenta que la crema fresca y la crema ácida (o agria) no son iguales, en absoluto. La crema fresca permite hacer preparaciones que hiervan, sin cortarse. Además, este producto cuenta con un sabor delicado, como si tuviera nuez. También existe la idea de que esta crema puede remplazarse con yogur en muchas preparaciones, pero la verdad es que el resultado está lejos de ser el mismo.